Su posición estratégica entre Siena y la Maremma de la Toscana, así como los fértiles terrenos que lo rodean, han hecho del Castillo de Poggio alle Mura una propiedad codiciada y disputada a lo largo de los siglos.


El complejo se desarrolló en mayor medida entre el siglo IX y el siglo XIII, pero su origen es claramente anterior. En efecto, algunos pasajes subterráneos excavados en la roca y aún visibles, además de algunas urnas de piedra y jarrones de cerámica encontrados durante la última restauración, apuntan a la existencia de un asentamiento ya en época etrusca. Por su parte, los «conci» o sillares —piedras blancas típicamente utilizadas en la construcción de arcos romanos— introducidos en el arco de entrada parecen testimoniar una posterior transformación en villa romana.

El complejo se desarrolló en mayor medida entre el siglo IX y el siglo XIII, pero su origen es claramente anterior. En efecto, algunos pasajes subterráneos excavados en la roca y aún visibles, además de algunas urnas de piedra y jarrones de cerámica encontrados durante la última restauración, apuntan a la existencia de un asentamiento ya en época etrusca. Por su parte, los «conci» o sillares —piedras blancas típicamente utilizadas en la construcción de arcos romanos— introducidos en el arco de entrada parecen testimoniar una posterior transformación en villa romana.

No obstante, es la historia de los Condes Placidi la más vinculada a la historia del castillo. Esta familia de nobles sieneses con importantes cargos en el gobierno de la ciudad entra en posesión del castillo durante el siglo XV como recompensa por su papel destacado durante las guerras de la República de Siena contra Florencia. Posteriormente, y en dos ocasiones distintas, la propia República les confisca la propiedad, que es puesta en manos del «Spedale di Santa Maria della Scala»: en 1483, con la expulsión de los Noveschi (el partido apoyado por los Placidi) y en 1487, cuando los Placidi son declarados rebeldes. Sin embargo, en 1529 los Condes vuelven a tomar posesión del castillo y, desde entonces, lo gobiernan sin interrupción hasta 1959, año en el que Poggio alle Mura es adquirido por Giovanni Mastropaolo, un emprendedor italiano que había creado su fortuna en América del Sur.

El último traspaso de propiedad se produce, por último, en 1983, cuando el castillo, en condiciones precarias a causa de los daños sufridos durante la Segunda Guerra Mundial, pasa a formar parte de la explotación agrícola Banfi. Serán las obras de restauración encargadas por la familia Mariani, propietaria de la explotación, e iniciadas inmediatamente después de la adquisición las que devolverán al castillo su esplendor de otra época.
Actualmente, la fortaleza se presenta como un establecimiento muy variado debido a las superposiciones histórico-arquitectónicas. Presenta un esquema compacto de planta cuadrada y dos patios interiores con una torre almenada, utilizada como torre de vigilancia hacia el frente norte. Por otra parte, en el lado opuesto se encuentra la denominada torre de «atrincheramiento», donde se colocaba una escalera que podía retirarse en caso de asedio. En el exterior se observa una rampa de acceso apoyada sobre arcos. Revisten particular interés el patio del siglo XV, con arcadas bajas sobre pilares octogonales, y, en el exterior, la rara y antigua cámara frigorífica, con la característica forma de montículo. Cabe destacar asimismo la losa de mármol presente en el portal de entrada, que contiene anotaciones de las intervenciones que se efectuaron en el patio en 1564.